Saturday, November 22, 2008

Nov 22/08 | Entrevista: Pedro Mario Burelli (PMB) sobre Rusia, América Latina, EEUU y China

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Sin comentarios adicionales. PMB



EL UNIVERSAL
Internacional
Caracas, sábado 22 de noviembre, 2008


Pilar Díaz | El Universal

Latinoamérica se perfila como un gran atractivo para Rusia

"Es absurdo pedirle a Moscú o a China que se acoplen a las formas capitalistas pero que se limiten a su territorio".

Rusia está incrementando su presencia a escala internacional, en particular en América Latina, terreno considerado históricamente satélite de Estados Unidos.

Para Pedro Mario Burelli, ex director de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), este incremento se debe a la recuperación a nivel económico e industrial que tiene ese país desde 2000.

-¿Cuáles son las causas del incremento de la influencia de Rusia en América Latina?

-América Latina presenta un mercado atractivo para ciertos rubros en los cuales los rusos tienen algo que ofrecer: metalmecánica, generación eléctrica, minería, petróleo y gas. El interés es lógico y no despertaría tanta sospecha si no fuese porque muchas veces las empresas rusas buscan apoyo gubernamental para transacciones que bien pudieran ser de carácter privado. Quizás una costumbre de los tiempos cuando el Estado lo era todo. Y en el caso de la relación comercial con Venezuela el Estado es todo. Lo que sería absurdo es pedirle a Rusia, o a China, que se acoplen a las formas del capitalismo pero que se queden tranquilitos en los límites de su territorio. Una cosa viene con lo otro.

-¿Están dando Estados Unidos y Rusia pasos para reeditar la Guerra Fría?

-La relación entre ambos será complicada mientras no haya cierta paridad duradera. En la Guerra Fría se operaba bajo la noción de que esta paridad existía aun lo fuese sólo en cuanto a la capacidad mutua de destrucción. Hoy, en paz y en el ámbito comercial y financiero, esa paridad es imposible. Es difícil para los rusos aceptar y profundizar su sentido de inferioridad y desconfianza respecto a Europa, China y sobre todo EEUU. Por su lado, Estados Unidos y Europa están comprometidos tanto a la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) como a la intensificación de relaciones de todo tipo con los países que un día vivieron tras la llamada "Cortina de Hierro".

-¿Qué consecuencias tienen para América Latina la propuesta estadounidense de colocar un sistema de antimisiles en Polonia y la respuesta de Rusia de colocar los suyos en Kaliningrado?

-La batería de misiles en Polonia es quizás el irritante más visible, aun cuando quizás tenga menos carga emocional que la pérdida de influencia de Moscú en Kiev y Tbilisi. Lo que pasa con el sistema antimisiles es que Moscú no termina de estar convencido de que no está dirigido contra Rusia y EEUU no ha podido convencer a muchos, inclusive fuera de Rusia, de la lógica y efectividad de este sistema defensivo. Veremos cómo afronta este tema la administración de Obama. El retruque ruso de instalar misiles en Kaliningrado es una forma algo tosca de poner este tema de primero en la compleja agenda bilateral Rusia-EEUU.

-¿En qué países de América Latina se observan rezagos de la herencia soviética?

-Diría que filosóficamente solamente en Cuba y con sus matices. La caída de la URSS fue humillante para muchos de sus acólitos en la región y realmente sería un poco cuesta arriba ir por la vida pregonando las bondades del sistema soviético. Eso por cierto no ocurre ni siquiera en la muy capitalista Rusia. Lo que sorprende es que sea en Venezuela donde se intente resucitar ese fiambre. El petróleo da excesivo poder al Estado y por lo tanto los modelos estatistas tienen algo de resonancia por más absurdos que hayan demostrado ser. Al no tener ningún otro país de la región la estructura económica de Venezuela, lo que sí se está reeditando es la noción de un Estado que intenta rodearse de satélites que le son fieles y dependientes. Sin embargo, se requiere mucha más destreza y un discurso mucho más equilibrado para lograr un objetivo tan desfasado.

-¿Cómo ha evolucionado la relación Venezuela-Rusia?

-Es una relación fascinante. Hasta los incidentes del Cáucaso en agosto yo me hubiese atrevido a decir que la relación estaba bastante alicaída. La penúltima visita de Chávez a Moscú, que ocurrió justo antes del conflicto en Osetia del Sur, no fue muy productiva. El punto principal de la agenda impuesta por Moscú a un Presidente que por quinta vez se autoinvitaba era la firma de un tratado de cooperación militar que daría mejor cobertura a Rusia en el tema de sus ventas de armas a Venezuela. Ambos países son signatarios de tratados de no proliferación en el tema de armas de guerra y los rusos claramente se preocuparán de las consecuencias de la relación nada santa entre Chávez y las FARC. Chávez no quiso firmar unos acuerdos que le darían a Rusia elementos importantes de control sobre el destino de los sistemas comprados por Venezuela. La posición rusa fue firme en esto y Chávez, quien temía la reacción pública en Venezuela a dicho tratado, sintió la frialdad de los rusos en pleno verano.

-¿Y qué pasó entonces?

-Vino lo de Georgia y Rusia se vio aislada como consecuencia del repudio global ante el pobre manejo que dieron a lo que claramente fue una provocación de Saakashvili. Venezuela aprovechó la oportunidad para demostrar su "fidelidad" a Moscú, y ahí se produjo el giro. A su regreso de China el presidente Chávez pide visitar Rusia de nuevo y ahí se entrega de pies juntitos a los rusos, que no podían creer lo que oían. No sólo estaba dispuesto a firmar el "humillante" acuerdo militar que le ataba las manos, sino que estaba dispuesto a endeudar a Venezuela para seguir comprando armas que antes se jactaba de comprar en efectivo y, más importante, se comprometió a abrir múltiples áreas de inversión para empresas estatales y privadas que llevaban años dándose contra la pared en áreas estratégicas como el gas, el petróleo, bauxita y oro. En un período increíblemente corto, Chávez pasó de ser un irritante para Putin a ser un tonto muy útil para Dmitri Medvedev. En el camino, Venezuela puede haber pasado de ser un clavo que los rusos ponían en el zapato gringo, a una casi colonia rusa. Me imagino que en el lenguaje displicente del chavismo esto hace de Chávez un soberano pitirruso.

-¿Cómo cambiará el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, la relación de fuerzas en América Latina? ¿Se apoyará en socios como la Unión Europea?

-Hay mucha expectativa de cambio en el mundo con la Presidencia de Barack Obama. Sin embargo, no creo que la política de Obama para la región sea muy diferente que lo que vimos en los últimos cuatro años de la administración de George W. Bush. La primera razón es porque no hay un céntimo en el presupuesto estadounidense para financiar ninguna iniciativa importante en la región. La segunda es que la política cambió entre el primer período y el segundo de Bush. De un continuismo irreflexivo en el tema del Libre Tratado de las Américas a un enfoque más bilateral y más enfocado en temas de justicia social, con múltiples países de tendencias muy distintas. Para esto hay que ver la relación de Brasil con Estados Unidos. De hecho, en su conversación con Obama el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se despidió diciéndole que esperaba tener una relación con él tan buena como la que tiene con George W, Bush. Eso dice mucho y debería ser ponderado por Miraflores.

-¿Cómo se vislumbra el poderío de China ante una Rusia que pretende levantarse como potencia competidora de EEUU?

-Aun cuando la relación entre Rusia y Estados Unidos es la que captura la mayoría de los titulares, para Rusia el verdadero reto lo representa China. Cuando estoy en Rusia siento que hay verdadera envidia y frustración con el éxito que ha tenido la China pos-Mao Zedong. La abundancia de recursos naturales hace muy difícil un modelo racional de mercado y por lo tanto terminamos en un modelo donde lo que prevalece es el autoritarismo y no el brazo coordinador del Estado. Los chinos han sido también más hábiles en entender cómo lograr la paridad sin amenazas ni chantajes. Los vínculos comerciales y financieros entre Estados Unidos y China los condenan a una relación de respeto y beneficio mutuo, y no al sube y baja emocional que es lo que caracteriza la relación infantil de Washington y Moscú.

http://www.eluniversal.com/2008/11/22/int_art_latinoamerica-se-per_.shtml

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