Feb 23/08 | Cuba en Transición: Los Días Por Venir
Cuba en Transición: Los Días Por Venir
Pedro M. Burelli
Cuba vive la muerte lenta de una pesadilla que la ha reducido a su mínima expresión.
Tras cincuenta años de comunismo tropical, el porvenir de Cuba sigue siendo un misterio para los cubanos que viven en la isla y para quienes fuera de ella viven pendientes de lo que allí ocurre. El secreto y la mentira son característicos de toda autocracia que se precie. Abundan las teorías y los escenarios de lo que ocurrirá no ya en el futuro distante sino en los días, semanas y meses próximos.
Tras sobrevivir demasiado, a Fidel Castro no le quedó mas remedio que ceder el mando a individuos que difícilmente puedan superarlo en astucia y perversidad, y que tampoco parecen dispuestos a acompañarlo en la oscura esquina donde la historia ultimadamente deposita a quienes masacran las ilusiones y el potencial de sus pueblos.
A falta de un gobierno de sombra, con programa y apoyo popular, los sucesores de Fidel Castro serán – por ahora – sus mismos cómplices. La falta de una alternativa viable e inmediata les da a éstos la oportunidad de limpiarse la cara y promover las reformas que lleven a Cuba de la más absoluta tiranía a una incipiente pero plural democracia. Esto no los protegerá del duro juicio de la historia, pero si pudiera evitarles el destino cruento de quienes, como los esposos Ceausescu, intentaron burlarse una última vez de sus pueblos.
Mañana, 24 de febrero, la Asamblea Nacional de Cuba debe nombrar Presidente, Vice Presidentes y miembros del Consejo de Estado. Según muchos analistas, la Presidencia le tocará a Raul Castro quien la ha venido ejerciendo de forma temporal durante los últimos 18 meses. Pareciera la solución sencilla para un régimen que aun tiene la tarea de organizar un magno entierro de estado para un octogenario que sueña con la gloria e impunidad eterna. Sin embargo, quizás se subestima lo complejo que sería para el sempiterno Ministro de la Defensa convencer al pueblo que él representa el cambio verdadero por no llamarse Fidel. Si se pifia en el calculo y hubiese que recurrir a la represión para contener expresiones de rechazo al continuismo familiar, Raul habrá quemado todos los cartuchos de la gobernabilidad y la solidaridad internacional.
Otra opción, sería nombrar Presidente del Consejo de Estado a Carlos Lage Dávila, quien de hecho lleva el día a día del gobierno en su calidad de Vicepresidente y responsable final de la economía. Lage es el miembro de nomenclatura que menor antipatía genera fuera del castrismo. Ha sido siempre un protegido de Raul Castro pero se vende fácilmente, dentro y fuera de Cuba, como reformista de nueva generación. Entre sus credenciales tiene el haber sido el promotor de numerosas reformas que dieron aliento a finales de los noventa a una isla que quedo huérfana - en todo sentido - con la muerte súbita de la Unión Soviética. Si esas reformas se volvieron espejismo al poco tiempo, el culpable no fue Lage sino Fidel, quien encontró un sostén incondicional en la Venezuela de su monaguillo Hugo Chávez.
Carlos Lage tendría poco tiempo para consolidar su apoyo interno, pero podría beneficiarse domésticamente de la respuesta positiva que dicho nombramiento seguramente tendría en las capitales de México, España, Brasil y China. Además, si estos países responden positivamente al nombramiento y a los primeros anuncios del “nuevo” gobierno, la opinión de Washington/Miami y la segura furia de Caracas serían irrelevantes. Este escenario, no esperado ni deseado por mucho de los más duros anti-castristas, se desarrollaría a una velocidad tampoco prevista por algunos de los moderados. El tipo de reforma que seguramente tiene en mente Lage no es viable en cámara lenta pues, como se vio en la era Gorbachev, cada medida precipita en cascada las siguientes. La libertad de los disidentes, por ejemplo, seria un contrasentido con restricciones a la libertad de expresión. La promoción de prácticas “capitalistas” no dará frutos sin mayor seguridad legal y un nuevo régimen cambiario. La inserción en el torrente comercial y de inversiones requiere un discurso más pragmático.
Un tercer, y quizás último, escenario, tercia los dos anteriores. Raul Castro seria nombrado Presidente del Consejo de Estado y Carlos Lage designado por este Presidente del Consejo de Ministros. Hasta hace unos días Fidel detentaba ambos cargos, pero no hay razón alguna para que no se resuelva el tema de forma salomónica. El efecto de esta variante continuaría siendo percibido como positivo.
En fecha posterior, y sin importar cual de los escenarios anteriores se precisa mañana, el Buró Político del Partido Comunista de Cuba, encumbrara a Raul Castro al rango de Primer Secretario y Carlos Lage lo remplazaría como Segundo Secretario.
En cuanto a los actores externos, cabe mencionar que el exilio cubano, apertrechado fundamentalmente en el sur de la Florida, se ha fragmentado tanto que no se prevé una respuesta monolítica a los escenarios probables. Lo importante es recordar que en Cuba hay 11 millones de cubanos y en el exilio aproximadamente un muy variopinto millón.
El establishment norteamericano sigue profundamente dividido entre palomas y halcones en su aproximación a Cuba. Hace cuatro décadas Cuba dejó de ser amenaza y se volvió un mero incordio. Si hubiese sido importante o realmente peligrosa, el trato hubiese sido otro, mucho más “realpolitik”. Se mantuvo el embargo pues en el fondo daba igual. Indudablemente se obvió la falta de resultados y el costo internacional de legislar de forma obstinada. El gran beneficiario del embargo fue siempre Fidel Castro quien consiguió el perdón inexcusable de muchos países que lo usaron como ponzoña en sus disputas reales ó imaginarias con los Estados Unidos. Hoy los halcones insisten sin matiz alguno que la estabilidad no se puede anhelar a costa de la democracia, mientras que los moderados apuntan a modelos exitosos de transición progresiva hacia la democracia. Los halcones buscarán arrinconar, o arrodillar, a Raul Castro, y las palomas buscarán alentar de diversas formas, y a través de diversos conductos, a Lage.
China es un actor interesado por dos razones. Primero representan el modelo que ambiciona Raul Castro: donde la economía se abre sin relajar el férreo poder político y militar ejercido por intermedio del partido comunista. Y segundo porque China ya tiene una relación comercial importante como proveedor de todo tipo de bienes y como cliente para exportaciones cubanas (particularmente níquel, que por cierto compran los norteamericanos sin pudor una vez que ha sido transformado en productos de toda índole).
La reciente visita del Presidente Lula da Silva a Cuba proyectó a Brasil como jugador de primera fila en la transición. En sus conversaciones con Raul Castro se habló del futuro y en particular del apoyo económico que el boyante gigante del sur brindaría siempre y cuando se den pasos en el sentido correcto en términos políticos, económicos y de derechos humanos. Luego de su reunión con Fidel, Lula da Silva dejó claro que él es portador legítimo del “mito” fidelista que aun fascina a millones en la región.
México siempre ha sido – con lo bueno y malo - el vecino próximo. El Presidente Calderón ha entendido claramente que hay beneficios en jugar un papel constructivo en la transición y esta posición tiene ya expresiones cuantificadas en términos financieros y políticos. De hecho ya el presidente mexicano fijo fecha de visita a La Habana.
La España socialista, y también los populares, se han metido de cabeza en el ajedrez político y ha tratado de presentar todo tipo de alicientes a Raul Castro, y a otros, para que caminen por el sendero correcto y para que se apoyen en los capitales del país bisagra entre Europa y América Latina. La disidencia también buscara en Madrid, y de seguro recibirá, todo tipo de apoyo para aprovechar cualquier rendija de libertad que se vaya abriendo, o si no para forzar que así sea. El nuevo interés de Brasil pondrá a los españoles en competencia ardua por las suculentas oportunidades que muchos ven en la Cuba PF, post-Fidel.
Y finalmente está la Republica Bolivariana de Venezuela y su exageradamente fidelista presidente. Para quienes han tenido que mantener cinco décadas de revolución bajo todo tipo de limitaciones es asombroso – aun cuando provechoso - tener que depender de la prodigalidad de quienes despilfarran la abundancia. Son los jerarcas cubanos testigos de excepción de los altibajos psicológicos de su mecenas de turno. Saben del rechazo profundo del pueblo cubano a quien se ha intrometido en su vida y alargado así su penuria. Además, ni Castro júnior, ni el júnior Lage están en posición de desechar las ofertas de ayuda de otros por aceptar las condiciones y las consecuencias de una relación más dependiente con el alicaído y muy narciso Hugo Chávez. Es muy posible que en el mausoleo de Fidel vayan a reposar también los sueños inconclusos de su pupilo más audaz.
Los próximos días serán los primeros días del futuro de Cuba. Ojalá quienes tienen aun el control en la isla no malinterpreten la resignación de un pueblo hastiado pero no inerme. La Cuba democrática tiene muchos retos y oportunidades por delante, no se puede demorar más la marcha hacia ellos. PMB
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