Mar 22/09 | PMBArticle: La gran pirámide de Hugo, Pedro Mario Burelli, El Universal
El Universal | Opinión | Caracas | 22 de marzo 2009
La gran pirámide de Hugo
Pedro Mario Burelli Briceño
"Estoy aliviado de poder admitir esto..yo pensé que podría revertir la situación pero fue imposible...sabía que lo que hacía estaba mal hecho, y que era criminal.. jamás invertí los fondos que me confiaron...". Esta es cita textual extraída de la declaración de culpabilidad del segundo timador más grande de la historia contemporánea, el administrador de fondos de inversión Bernard Madoff. Habiendo admitido, finalmente, que lo que efectivamente había hecho por años era construir una gigantesca pirámide financiera, hoy espera -encarcelado- su muy probable condena a 150 años de prisión.
En estos días es imposible no asociar esa gigantesca pirámide, 65 mil millones de dólares evaporados, con la azarosa situación que vivimos los venezolanos que el 15 de febrero pasado votamos NO y los que votaron SÍ. Observando el frenético comportamiento del teniente coronel Chávez Frías, uno percibe a un personaje atiborrado de ese temor que por dentro debe llevar todo timador. ¿Hasta cuándo podré mentir? ¿Cuándo me descubrirán? ¿A quién le echo la culpa? ¿Con cuál ardid podré retrasar el final? ¿Cuál será mi condena?
Como todos los grandes -y pequeños- fraudes de la historia financiera y política del mundo, la intención del autor no es terminar detrás de rejas, o aún peor. Lo que alimenta el plan es la osadía y el exceso de confianza del promotor. Luego, la ingenuidad de muchos, y la suerte, contribuyen -de forma decisiva- a determinar el alcance y la durabilidad del timo.
Detrás de toda pirámide, hay la expectativa, llámese ilusión, corazonada o delirio, de que las condiciones del entorno seguirán siendo favorables para no detener el movimiento perpetuo que es indispensable para embellecer la fachada y engañar a los incautos.
En el caso de Venezuela, la expectativa del aumento perenne del precio de petróleo -irresponsable de por sí- lo permitió todo. Con ingresos en aumento se pudo ocultar la destrucción sistemática de la capacidad operativa, la calificación crediticia y la competitividad de nuestra principal fuente de ingreso: Pdvsa, y de nuestro inmenso potencial en Guayana. Con ingresos sin aparente límite se compraron voluntades -y sobre todo silencios cómplices- dentro y fuera del país. Con las arcas llenas se repotenció un paternalismo de Estado que es, en el fondo, la raíz de todos nuestros problemas como sociedad, como economía y como democracia. Con las billeteras a punto de reventar se perpetuó una involución, anticompetitiva, es decir antidarwiniana, que le ha permitido, por décadas, a los menos aptos no sólo sobrevivir sino prosperar de forma bochornosa y ruinosa.
El teniente coronel Chávez, resultado predecible de esa penosa involución y colmado de esa ignorancia enciclopédica que lo define, entre otros padecimientos, llegó a decir hace solo días, barrabasada más o barrabasada menos, que aún a cero dólares el barril Venezuela seguiría boyante y no habría que recortar el gasto social, "pues hay casi 100 mil millones de dólares a resguardo".
¿De dónde saca el botarate administrador de la hacienda de todos los venezolanos cifras como 82 o 100 mil millones de dólares para explicar que nadie tiene nada que temer? Las cifras oficiales demuestran que entre las reservas del Banco Central y el Fonden hay menos de la mitad de ese monto, y eso sin considerar la calidad de los instrumentos en los cuales está invertido esa menguada alcancía.
Este cuento, que lo que intentaba hasta ayer era eludir medidas ineludibles, y antipopulares, salió del mismo barril de mentiras que le ha permitido a este régimen apátrida, incompetente y corrupto mantener la ficción de que producimos 3.1 millones de barriles de petróleo al día, cuando todo indica que se han estado produciendo desde hace ya rato 700 mil barriles menos que cualquier cifra presentada como oficial.
La OPEP, de la que Venezuela fue una vez miembro respetable -la Agencia Internacional de Energía y el Departamento de Energía "del imperio"- concluyen que estamos produciendo por debajo de 2.4 millones de barriles hoy por hoy. Nuestros socios en la OPEP confían más en fuentes secundarias, como el seguimiento del movimiento de la flota petrolera global, que en las cifras de la nueva Pdvsa. En Venezuela, por cierto, ni el Banco Central las toma en serio.
Así pues, producción ficticia se ha convertido en ingresos de exportación ficticios y éstos a su vez han engrosado unas supuestas reservas externas también ficticias. A $100 el barril la pirámide era sostenible, y ni se diga a $147. La bonanza servía de manta para cubrir el desvalijo de nuestra principal fuente de ingresos. A $30 el barril, que debe ser lo que efectivamente obtenemos hoy si tomamos en cuenta las características envilecidas de nuestra cesta de exportación, restamos la absurda importación que se requiere para satisfacer el regresivamente subsidiado consumo interno de gasolina, y contabilizamos los múltiples subsidios a naciones "amigas", podemos concluir que la pirámide se derrumbó. Los anuncios irresponsables de ayer mismo así lo demuestran. El timo está a la vista y el timador busca provocar para distraer, apuntó a todos para confundir y tiembla por dentro pues sabe que está pillado.
En los días por venir viviremos las consecuencias reales de lo que desde ya podemos llamar la pirámide más grande construida en este siglo. ¿Cómo no catalogar a Hugo Chávez como el estafador más grande del siglo XXI? Fueron nada más y nada menos que 750 mil millones de dólares derrochados, dando a unos lo que es de todos para terminar todos, con rojas excepciones, pobres al final. Se estafó sin escrúpulo a los que más se decía favorecer. Y se exhibió, sin vergüenza, y como logro, la penosa dependencia de millones de venezolanos en un Estado hoy arruinado.
El señor Madoff, no por eximirlo, al menos desfalcó a una elite pudiente. En nuestro caso, el golpe nos lo dieron a 26 millones de venezolanos -unos que votamos NO y otros que votaron SÍ. Por eso el yanqui, en eso de embaucar, llega de segundo. En el tema de pirámides a Venezuela, tierra de gracia, le tocó el primer faraón del siglo XXI.
La gran pirámide de Hugo
Pedro Mario Burelli Briceño
"Estoy aliviado de poder admitir esto..yo pensé que podría revertir la situación pero fue imposible...sabía que lo que hacía estaba mal hecho, y que era criminal.. jamás invertí los fondos que me confiaron...". Esta es cita textual extraída de la declaración de culpabilidad del segundo timador más grande de la historia contemporánea, el administrador de fondos de inversión Bernard Madoff. Habiendo admitido, finalmente, que lo que efectivamente había hecho por años era construir una gigantesca pirámide financiera, hoy espera -encarcelado- su muy probable condena a 150 años de prisión.
En estos días es imposible no asociar esa gigantesca pirámide, 65 mil millones de dólares evaporados, con la azarosa situación que vivimos los venezolanos que el 15 de febrero pasado votamos NO y los que votaron SÍ. Observando el frenético comportamiento del teniente coronel Chávez Frías, uno percibe a un personaje atiborrado de ese temor que por dentro debe llevar todo timador. ¿Hasta cuándo podré mentir? ¿Cuándo me descubrirán? ¿A quién le echo la culpa? ¿Con cuál ardid podré retrasar el final? ¿Cuál será mi condena?
Como todos los grandes -y pequeños- fraudes de la historia financiera y política del mundo, la intención del autor no es terminar detrás de rejas, o aún peor. Lo que alimenta el plan es la osadía y el exceso de confianza del promotor. Luego, la ingenuidad de muchos, y la suerte, contribuyen -de forma decisiva- a determinar el alcance y la durabilidad del timo.
Detrás de toda pirámide, hay la expectativa, llámese ilusión, corazonada o delirio, de que las condiciones del entorno seguirán siendo favorables para no detener el movimiento perpetuo que es indispensable para embellecer la fachada y engañar a los incautos.
En el caso de Venezuela, la expectativa del aumento perenne del precio de petróleo -irresponsable de por sí- lo permitió todo. Con ingresos en aumento se pudo ocultar la destrucción sistemática de la capacidad operativa, la calificación crediticia y la competitividad de nuestra principal fuente de ingreso: Pdvsa, y de nuestro inmenso potencial en Guayana. Con ingresos sin aparente límite se compraron voluntades -y sobre todo silencios cómplices- dentro y fuera del país. Con las arcas llenas se repotenció un paternalismo de Estado que es, en el fondo, la raíz de todos nuestros problemas como sociedad, como economía y como democracia. Con las billeteras a punto de reventar se perpetuó una involución, anticompetitiva, es decir antidarwiniana, que le ha permitido, por décadas, a los menos aptos no sólo sobrevivir sino prosperar de forma bochornosa y ruinosa.
El teniente coronel Chávez, resultado predecible de esa penosa involución y colmado de esa ignorancia enciclopédica que lo define, entre otros padecimientos, llegó a decir hace solo días, barrabasada más o barrabasada menos, que aún a cero dólares el barril Venezuela seguiría boyante y no habría que recortar el gasto social, "pues hay casi 100 mil millones de dólares a resguardo".
¿De dónde saca el botarate administrador de la hacienda de todos los venezolanos cifras como 82 o 100 mil millones de dólares para explicar que nadie tiene nada que temer? Las cifras oficiales demuestran que entre las reservas del Banco Central y el Fonden hay menos de la mitad de ese monto, y eso sin considerar la calidad de los instrumentos en los cuales está invertido esa menguada alcancía.
Este cuento, que lo que intentaba hasta ayer era eludir medidas ineludibles, y antipopulares, salió del mismo barril de mentiras que le ha permitido a este régimen apátrida, incompetente y corrupto mantener la ficción de que producimos 3.1 millones de barriles de petróleo al día, cuando todo indica que se han estado produciendo desde hace ya rato 700 mil barriles menos que cualquier cifra presentada como oficial.
La OPEP, de la que Venezuela fue una vez miembro respetable -la Agencia Internacional de Energía y el Departamento de Energía "del imperio"- concluyen que estamos produciendo por debajo de 2.4 millones de barriles hoy por hoy. Nuestros socios en la OPEP confían más en fuentes secundarias, como el seguimiento del movimiento de la flota petrolera global, que en las cifras de la nueva Pdvsa. En Venezuela, por cierto, ni el Banco Central las toma en serio.
Así pues, producción ficticia se ha convertido en ingresos de exportación ficticios y éstos a su vez han engrosado unas supuestas reservas externas también ficticias. A $100 el barril la pirámide era sostenible, y ni se diga a $147. La bonanza servía de manta para cubrir el desvalijo de nuestra principal fuente de ingresos. A $30 el barril, que debe ser lo que efectivamente obtenemos hoy si tomamos en cuenta las características envilecidas de nuestra cesta de exportación, restamos la absurda importación que se requiere para satisfacer el regresivamente subsidiado consumo interno de gasolina, y contabilizamos los múltiples subsidios a naciones "amigas", podemos concluir que la pirámide se derrumbó. Los anuncios irresponsables de ayer mismo así lo demuestran. El timo está a la vista y el timador busca provocar para distraer, apuntó a todos para confundir y tiembla por dentro pues sabe que está pillado.
En los días por venir viviremos las consecuencias reales de lo que desde ya podemos llamar la pirámide más grande construida en este siglo. ¿Cómo no catalogar a Hugo Chávez como el estafador más grande del siglo XXI? Fueron nada más y nada menos que 750 mil millones de dólares derrochados, dando a unos lo que es de todos para terminar todos, con rojas excepciones, pobres al final. Se estafó sin escrúpulo a los que más se decía favorecer. Y se exhibió, sin vergüenza, y como logro, la penosa dependencia de millones de venezolanos en un Estado hoy arruinado.
El señor Madoff, no por eximirlo, al menos desfalcó a una elite pudiente. En nuestro caso, el golpe nos lo dieron a 26 millones de venezolanos -unos que votamos NO y otros que votaron SÍ. Por eso el yanqui, en eso de embaucar, llega de segundo. En el tema de pirámides a Venezuela, tierra de gracia, le tocó el primer faraón del siglo XXI.
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