Saturday, December 03, 2005

URGENT/URGENTE: Venezuelan checkmate?/¿Jaque-mate Venezolano?


[English Version]

Hugo Chávez’s unexpected juncture: from checkmate to hara-kiri?

By Pedro M. Burelli

If the game were chess, the Chávez government would have to admit that surprisingly it has been checkmated. Through a series of fortuitous developments – not necessarily of their own making - the opposition leadership has seen its awful predicament miraculously reversed in less than a week. Now Hugo Chávez and his arbitrary cronies have but hours to decide between the following three unpalatable moves:

  1. Recognize they have indeed been cornered and have no option but to agree to a last minute postponement of the election.
  2. Go ahead, nonchalantly, and play electoral solitaire
  3. Kick the board and say you never intended to play chess because the rules were concocted by domestic and external enemies of the Bolivarian Revolution.

The implications of each course could not be worse, and that explains the title of this commentary:

  1. Postponing and fixing a new election date is not a scheduling issue. It implies a complex negotiation which must certainly include, first and foremost, the naming of a new, and neutral, CNE. The problem is that Hugo Chávez has never exhibited much aptitude for conciliation. He seems to be binary in his approach to negotiation. For him fate is black or white: glorious victory or ignominious defeat. Mr. Chávez certainly understands how hard it would be to ensure success in an election run by an impartial arbiter that would effectively check his predilection for electoral shenanigans and wholesale intimidation. This is a capitulate-today-and-very-probably-lose-tomorrow situation.

  1. Insisting on holding the election as scheduled will no doubt turn it into a de facto referendum on Mr. Chávez’s rule. With turnout projected to be very low when it was a two-sided contest, the opposition can now rightfully claim that every eligible vote not cast is an opposition vote. On Sunday night Mr. Chávez might find his claims of popularity obliterated, and his legitimacy completely undermined, hence the reference to harakiri.

  1. Kicking the board implies shedding the vestments of democracy with which Mr. Chávez has sought to conceal his increasingly authoritarian tendencies. He will certainly attempt to blame others – already has – for his predicament. He might very well try to stage, or temp, events that morph him from villain to victim. He will exploit his histrionic talents to holler in defense of “democracy” and the “revolution”. But in the end, he will have to face the world as a buck naked emperor with an entirely new, and much less pleasant, tale to sell. Those who have been all to glad to serve as his courtesans and apologists might find the task insufferable and not without consequences. Millions of Venezuelans will have to opt between freedom and oppression with no other stage but the street and no other weapon but their valor. While it is hard to predict the timing, or the looming risks, the memories of Manila, Belgrade, Bucharest, Prague, Tbilisi, Kiev and Lima reverberate.

So what will Mr. Chávez do in the next 24 hours? With the Castro regime as both guide and inspiration, it is impossible to predict, but you can be sure that the imminent, resounding and democratic triumph some trumpeted so stridently, and for so long, is no longer in the cards. That prediction always failed to account for the fact that the vast majority of Venezuelans had long ago checked out of a devilishly crooked electoral sting. The only thing that happened this week was that the hapless leadership of the discredited opposition opted to follow the best instinct of those who at the end should always call the shots in a truly democratic society.

12/03/05

[Versión en Español]

Hugo Chávez y su inesperada encrucijada: ¿del jaque-mate al hara-kiri?

Pedro M. Burelli

Si el juego fuese ajedrez, el gobierno de Chávez tendría que admitir que sorpresivamente esta en situación de jaque-mate. Mediante una serie de desarrollos fortuitos – con muy poco de premeditación – el liderazgo de la oposición ha visto su precaria circunstancia revertirse milagrosamente en menos de una semana. Ahora Hugo Chávez y su banda de arbitrarios tienen pocas horas para decidir entre tres poco apetecibles movidas:

  1. Admitir que en efecto han sido arrinconados y no tiene otra opción que acordar la suspensión/postergación de las elecciones.
  2. Tirar para adelante, sin flaquear, y jugar un solitario electoral.
  3. Patear el tablero y anunciar que nunca tuvieron la intención de jugar ajedrez pues las reglas fueron fijadas por los enemigos internos y externos de la Revolución Bolivariana.

Las implicaciones de cada opción no podrían ser peores, y eso explica el titulo de este comentario:

  1. Posponer, y fijar una nueva fecha, tiene muy poco que ver con asentar un cronograma. Implica una compleja negociación que tendrá que incluir como elemento primordial la selección de nuevos, e imparciales, rectores para el CNE. El problema es que Hugo Chávez nunca ha demostrado mucha afición a la conciliación. El es evidentemente binario en su aproximación a la negociación. Para el, el destino es blanco ó negro: una victoria con gloria ó una derrota ignominiosa. El Sr. Chávez sin la menor de las dudas entiende lo difícil que seria garantizar el éxito en una elección regida por un árbitro imparcial que seguramente acotaría su predilección por los trucos electorales y la intimidación a granel. Este sin duda seria un escenario de rendición hoy para probablemente también perder mañana.

  1. Insistir en seguir con la elección como esta programada la convierte de facto en un referéndum sobre su gestión. Con una estimación muy baja de participación cuando era una verdadera contienda, la oposición ahora tendrá todo el derecho a proclamar como suyo todo voto habilitado y no ejercido. El domingo por la noche Hugo Chávez puede ver su popularidad hecha trizas, y su legitimidad completamente cuestionada, de ahí lo del hara-kiri.

  1. Patear el tablero implica deshacerse de la vestidura democrática con la cuale el Sr. Chávez ha buscado encubrir su creciente autoritarismo. De seguro intentara responsabilizar a otros – ya lo esta haciendo – de su desgracia. Muy bien podría tratar de fingir, o tentar, eventos que le permitan transformase de villano en victima. Hará uso de su talento histriónico para alardear en defensa de la “democracia” y la “revolución”. Pero al final del día tendrá que enfrentar al mundo como un emperador en pelotas, vendiendo un cuento totalmente nuevo, y mucho menos digerible. Quienes hoy le sirven con obsecuencia como cortesanos y apólogos podrían suponer la nueva tarea insufrible y no exenta de consecuencias. Millones de Venezolanos escogerán entre libertad y opresión en un solo escenario que seria la calle y con una sola arma que seria su valentía. Aunque es difícil ponerle tiempos, o calibrar los fatales riesgos, resuenan los recuerdos de Manila, Belgrado, Bucarest, Praga, Tbilisi, Kiev y Lima.

¿Entonces que hará el Sr. Chávez en las próximas 24 ó 36 largas horas? Con el régimen castrista como guía e inspiración, es muy difícil predecir, pero pueden estar seguros que el inminente, aplastante y democrático triunfo que algunos cacareaban con tanta estridencia, y por tanto tiempo, ya no esta en las cartas. Esa predicción siempre opto por ignorar el hecho que la gran mayoría de los Venezolanos decidieron – hace rato - auto excluirse de la endemoniada trampa electoral. Lo único que ocurrió esta semana es que el patético liderazgo de los desprestigiados partidos de oposición prefirió hacer caso a los superiores instintos de quienes al final del día rigen los destinos en una verdadera sociedad democrática.

03/12/05

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